En la última visita a Okinawa en 2019, Masaru nos llevó a Sefa Utaki ubicado al sur de la isla, en la localidad de Nanjō.
Se utiliza el término utaki para referirse a los lugares sagrados que se encuentran repartidos por las islas y según lo que nos contó.
Uno espera encontrarse algún templo, monumento o estatua pero en Okinawa, los lugares sagrados suelen estar representados por una roca, una cueva, un árbol, la naturaleza en sí. Este sitio sagrado hoy convertido en parque está en medio de la selva donde rocas y cavernas erosionadas por los siglos están conectadas por diferentes caminos.
Al igual que con todo el sur de la isla, no se salvó de bombardeos, por lo que en el camino se podían apreciar carteles a modo de memoriales de la guerra como en la siguiente foto.
Nos íbamos adentrando por la exuberante selva, detrás de Masaru que saludaba a cuanta persona se cruzaba. Los diferentes aromas de la vegetación y flores se iban mezclando con un aire húmedo y muy puro. No era difícil despistarse.
Existen seis santuarios pero los que recuerdo son Uhugu’i, Yuinchi y Sangu’i cuyos nombres coinciden con los de las habitaciones del castillo de Shuri1, dejando en claro la profunda relación que había entre el castillo y Sefa Utaki aquellos días.



Frente a este santuario, a 5 km se encuentra la Isla Kudaka (conocida como “Isla de los Dioses”) con apenas 7,75 km de circunferencia. Durante la antigua dinastía Ryūkyū, se traía desde allí arena blanca considerada sagrada. Dicen que aquel fue el lugar donde el creador de Ryūkyū, el dios Amamikiyo bajó desde los cielos.
En Sangu’i, la medium o sacerdotisa kikoeōgimi (聞得大君) entraba en trance para conectarse con los dioses.


Kikoeōgimi también pronunciado en okinawense como Chifi-ufujin, donde 聞得 (chifi) es “el más famoso” y 大君 (ufujin) es “el dios más grande”, sería la persona más importante dentro del reino y es la denominación de la supremacía de las sacerdotisas Noro dentro de la religión ryūkyūana.
Se decía que la sacerdotisa kikoeōgimi era la guardiana espiritual del reino y su rey, quien tenía el poder supremo. Por lo tanto, las mujeres de la familia real como la hermana del rey eran principalmente asignadas para esta posición.
Ella era la figura suprema entre las Noro dentro del reino y además responsable de Sefa Utaki. En la cultura ryūkyūana se creía que las mujeres tenían un gran poder espiritual y que los hombres, espiritualmente débiles y vulnerables, requerían de las mujeres para protegerlos.
Al final, la kikoeōgimi era tratada como una diosa que llevaba a cabo varios rituales para la protección y prosperidad del rey y el reino, para buenas cosechas y viajes seguros.
En el momento que Masaru nos explicó sobre las sacerdotisas, sacó a relucir sus conocimientos sobre historia okinawense y orgulloso contó que en su familia hubo sacerdotisas que databan de la era del rey Shunten2 (año 1187) mucho antes del surgimiento del reino de Shuri (año 1429).
Hoy día se sigue recordando y celebrando la creencia de las kikoeōgimi, la gente también viene en una peregrinación llamada Agariumai3. Este festival representa la asunción de la sacerdotisa kikoeōgimi .
Okinawa es pequeña pero con una riqueza cultural enorme.
Sobre:
kikoeōgimi en samurai-archives.com.
Página oficial de Sefa Utaki.
Shuri: antigua capital del Reino de Ryūkyū y actualmente forma parte de Naha, la capital de la prefectura de Okinawa.
Eras del Reino de Ryūkyū en Wikipedia.
Agariumai: es el peregrinaje a los santuarios de los distritos Chinen y Tamagusuku (al este de Shuri), donde dicen que el Amamikiyo, el dios creador del reino, se estableció en aquellas tierras.